Todo mundo tiene un corazón psíquico...

... y yo no tengo tiempo para canciones tristes.

martes, 12 de agosto de 2008

Satirizamme

-Lo de mañana es imposible - murmuró ella en cuanto creyó prudente poder hablar.

- ¿Qué?

- Que mañana no podré ir.


La primera reacción de él fue de violenta irritación. Durante el tiempo que la había conocido la naturaleza de su deseo por ella había cambiado. Al principio hubo muy poca sensualidad real. Su primer encuentro amoroso había sido un acto de voluntad. Pero después de la segunda vez había sido distinto. El olor de su pelo, el sabor de su boca, el tacto de su piel parecían habérsele metido o estar en el aire que lo rodeaba. Se había convertido en una necesidad física, algo que no sólo quería sino que a la vez tenía derecho. Cuando ella dijo que no podía venir, había sentido como si lo estafaran. Pero en aquel momento la multitud los aplastó el uno contra el otro y sus manos se unieron y ella le acarició los dedos de un modo que no despertaba su deseo, sino su afecto. Una honda ternura, que no había sentido antes por ella, se apoderó súbitamente de él. Le hubiera gustado en aquel momento llevar casado ya diez años con ella. Deseaba intensamente poder pasear con ella por las calles, pero no como ahora lo hacía, sino abiertamente, sin miedo alguno, hablando trivialidades y comprando los pequeños objetos necesarios para la casa. Deseaba sobre todo vivir con ella en un sitio tranquilo sin sentirse obligado a acostarse cada vez que conseguían reunirse.

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